Y es que por cada 1000 mujeres graduadas en educación superior en la Unión Europea, sólo 24 lo hacen en campos relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). De ellas, sólo seis terminan desarrollándose en trabajos digitales. Según el informe Women on Digital Age de la Comisión Europea, la participación de un mayor número de mujeres en el sector digital supondría un incremento anual del PIB de 16.000 millones de euros en la economía. La desigualdad, aparte de ser un problema social, tiene un coste que afecta a la productividad de las empresas y de la economía.
Por suerte, en España podemos presumir de presidentas y CEO’s en el ámbito tecnológico como Helena Herrero en HP, Marta Martínez en IBM o María Jesús Almanzor en Telefónica España. Lo mismo ocurre al frente de startups como la que lidera Loly Garrido, creadora de Gudog, una empresa en la que los propietarios de perros pueden contratar a más de 14.000 cuidadores certificados que ya funciona en países europeos como Francia, Reino Unido y Alemania.
Loly Garrido – Gudog
Para ella, una buena forma de estimular la presencia femenina en el sector sería “reclamar a los organizadores de eventos que dejen de llevar a los cuatro mismos señores de siempre a impartir charlas y ponencias. Es importante dar visibilidad a esas mujeres que sabemos que son las mejores en su campo y que tienen tanto que contar y enseñar”. En palabras de Garrido, “las nuevas generaciones necesitan referentes femeninos para formarse y aprender en igualdad”.
Figuras como la primera programadora de la historia, la matemática Ada Lovelace; la primera persona en obtener dos premios Nobel en distintas especialidades, Marie Curie, o la química estadounidense que desarrolló el único tratamiento efectivo contra la lepra hasta la aparición de los antibióticos en 1940, Alice Ball, son tres de las muchas mujeres científicas que marcaron un antes y un después, aunque la historia se haya encargado de esconderlas.
Nadie debería dudar a estas alturas de que el progreso económico y social tiene mucho que ver con la transformación de las empresas, la sociedad y la administración para garantizar el acceso en igualdad a todas las carreras y empleos, pero la realidad es que sólo el 12% de profesionales en cloud computing son mujeres, así como un 15% en ingeniería o un 26% en datos e inteligencia artificial.
Ante estos números, Loly Garrido explica que “para erradicar este problema hay que volver atrás en el tiempo y empezar por las escuelas: dejemos de definir qué estudios o qué profesión es de chico y cuál de chica, y fomentemos el acceso a formación tecnológica a mujeres, como ya se está haciendo desde algunas plataformas. Subvencionemos la entrada de mujeres a formación tecnológica hasta que alcancemos la igualdad en las aulas”.
Bajo el lema Tech has no gender, Ironhack busca impulsar la presencia de profesionales femeninas a través de iniciativas como The algorithm is female, facilitando el acceso a todas aquellas mujeres que quieran estudiar en nuestros bootcamps de desarrollo web y análisis de datos y aliándonos con empresas tecnológicas clave del panorama nacional e internacional con perspectiva de género.
La Scrum Máster y Graphic Facilitator en Vodafone Susana Sánchez señala la importancia de trabajar juntos en un cambio de mentalidad: “Es necesario y urgente que esta lucha brote desde cada uno de nosotros”, señalando propuestas como la eliminación de los nombres y fotografías de los currículos, una medida que cada vez cobra más fuerza con el objetivo de que sólo se valore la formación y experiencia laboral.
Susana Sánchez – Vodafone
La memoria de Susana nos sirve para conocer una realidad que a día de hoy siguen viviendo muchas mujeres en los procesos laborales: “Desde que fui madre sufrí preguntas que ahora sé que no estaba obligada a responder. En varias de ellas, ojiplática, encontraba un inusitado interés por mi entonces único hijo: si se ponía mucho malo, qué años tenía, cómo lo gestionaba cuando enfermaba, si tenía pensado quedarme embarazada otra vez… Las entrevistas se centraban más en cómo organizaba mi día a día y en mis futuros planes personales que en mi currículum (…) A mi marido, teniendo los mismos hijos que yo, nunca jamás le han hecho alusión en ninguna entrevista al respecto. Contra esto hay que luchar, penalizando a las empresas por este tipo de malas prácticas”. Si algo nos queda claro es que no hay excusa posible: el futuro de la tecnología debe ser femenino.